Dúo de salmón ahumado y langostinos

Esta historia, podría no tener nada que ver con la ceguera, pero la cuento porque yo, y algunos dicen que el que no se consuela es porque no quiere, creo que en mi caso tiene relación única y exclusivamente con el hecho de no ver.

Antes de ir directamente a la Villa Olímpica en Nagano, todos los miembros del equipo pasamos una semana en Tokio por aquello de aclimatarnos al cambio de horario. Tras los entrenamientos físicos de la mañana, teníamos el día libre y yo aprovechaba para conocer la ciudad con Mitsuko, una amiga que había conocido el año anterior estudiando en Inglaterra y con su hermana Akiko. Son varias las anécdotas que viví con ellas en aquellos días en esa impresionante ciudad que ya iré contando a medida que se me ocurran platos que ligar con las historias. Pero en esta ocasión, es más bien cuando estaba volviendo que me ocurrió algo digno de contar.

Tras mi, vamos a decir, imprevista actuación en los Juegos Paralímpicos, no tenía sentido que me quedara más tiempo en la Villa Olímpica, por lo que me adelanté al resto de la expedición, me cogí un tren bala y me volví a Tokio a pasar un par de días en casa de mis amigas. Vivir en una casa japonesa fue una experiencia que también contaré, pero tras la cena, las hermanas me dijeron que había que bañarse. Era tardísimo, y no consideraba yo que estuviera muy sucio, pero no sabía bien qué hacer, por lo que me dejé acompañar al baño. Me enseñaron la bañera, que estaba ya llena y tapada con una especie de esterilla que mantenía el calor del agua y me explicaron que toda la familia se bañaba ahí. Gracias a Dios, lo siguiente que me enseñaron fue la ducha y me dijeron que después se daban una ducha, por lo que, tras imaginarme en la bañera, con el agua de toda la familia, vi el Cielo abierto y dije que como estaba muy cansado, que sólo me ducharía. Más tarde, diría que demasiado tarde, supe que esas bañeras japonesas son como los yacusis y que tienen una depuradora que calienta y filtra el agua como en una piscina… primera consecuencia de no ver: me perdí, seguramente, un baño muy agradable.

Pero lo gracioso de esta historia y lo que engancha con la receta de hoy es lo que pasó después. Una vez me hube decantado por la ducha, me trajeron una toalla, me dijeron donde estaba el gel, champú, etc. y salieron. Me quité la ropa y cuando me disponía a empezar a ducharme se abrió la puerta, las dos hermanas se plantaron delante de mí y me dijeron: “Quieres que te ayudemos? Quieres que nos duchemos contigo?”. Se paró el Mundo, podía escuchar los latidos de mi corazón, me palpitaban las sienes, mi vida pasó por delante de mi mirada como si fuera una película. Esas fantasías de las que se habla por ahí 😉 Dos hermanas y dos mujeres en la ducha! Dos en uno!

Pero se paró la película, las sienes dejaron de latir, el sonido de mi corazón dejó paso a la voz de la conciencia y de la cordura: “Tú estás tonto? Las conoces bien. Sólo vienen a ayudarte!”. O fue la otra película mental del señor okino, dueño de la casa y padre de esos dos angelitos, persiguiéndome con una Katana? El caso es que, entonces y ahora 15 años después, pongo la mano en el Fuji que sin equivocarme, que el ofrecimiento era el de dos anfitrionas japonesas que se agobiaron de pensar que había un cieguecillo desamparado que podía tener dificultades duchándose en su casa y que pensaban que para frotarse la espalda, hace falta ver!

Aquí en cualquier caso, propongo un dos en uno que, como en esas fantasías que dicen que tiene la gente por ahí, será muy satisfactorio.

Dúo de salmón ahumado y langostinos con chantilly al limón

Ingredientes para 6 personas:

18 langostinos cocidos

6 lonchas grandes de salmón ahumado

18 patatitas pequeñas

1 limón

15 cl. de nata para montar

Una latita de huevas de lumpo (sucedáneo de caviar)

Sal y pimienta

Lavar el limón y sacar la piel para hacer ralladura. Cortar muy fino y blanquear 1 minuto en agua hirviendo. Escurrir y reservar.

Cocer las patatas peladas durante 25 minutos

Montar la nata bien fría y una vez montada, añadir una cucharada de zumo de limón, sal y pimienta.

En cada plato, colocar una loncha de salmón, tres langostinos en el centro, alrededor tres patatas templadas en rodajas montadas una encima de otra. Disponer también una cucharada de la nata montada, una cucharadita de ralladura de limón y una cucharadita de huevas.

Si se le quiere dar un toque diferente, espolvorear con un poco de curri no picante.

Una sencilla sugerencia , un plato frío de cara a este verano ahora que parece que van subiendo las temperaturas.

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7 respuestas a Dúo de salmón ahumado y langostinos

  1. teresa dijo:

    Parece que aún no suben las temperaturas… pero por lo que cuentas, tú ardías… jajajaja
    Tomo nota para varios picnics que tengo este mes

  2. Patricia Calmuntia dijo:

    Qué bueno, Cristian!! La historia me ha encantado y tu blog también, que lo he visto hoy por primera vez!!! A ver si te dejas ver algún día de esquí!!!

  3. consuelo dijo:

    Estupenda receta: fácil, sabrosa y llena de cromatismo… Gracias por tus amenas anécdotas. Siempre provocan , cuando menos, sonrisa.

  4. Rafa dijo:

    Cristian, no debes quedarte con la intriga…. yo llamaría a Misuko y con la tranquilidad que da el paso del tiempo le preguntaría…. igual tienes te da para escribir otra receta, algún carpacho o algo cortado fino…

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