Hace un par de semanas, al salir de trabajar tuve una ocasión de premiarme con unas ostras antes de volver a casa que preferí no dejar pasar. Después, como cada día, me encaminé al tren para recogerme. Al ir a subir, buscando la puerta, se me enganchó la punta del bastón entre el andén y un escalón del vagón. Tras dos pequeños tirones, deduje que sería mejor optar por la maña y me agaché para ver como desengancharlo. Así que ahí estaba yo en cuclillas en la puerta del tren mientras entraban unos y salían otros, analizando con las manos la situación. A esto que noté como, a falta de una, dos personas y a la voz de Deja, deja!, tiraban del bastón demostrando que ellos habían optado por la fuerza. De hecho, hicieron gala de una fuerza suficiente como para desengancharlo, o mejor dicho, para romperlo dejando la pieza en la vía. Entre todos recogimos el resto de las piezas del bastón que se habían esparcido por el andén y me subí al tren diciendo en voz alta: Ya veré lo que hago para bajarme del tren y llegar a casa.
Ya sentado, acordándome de la estampa de mis hercúleos ayudantes y recordando la maña de Mac giver, lo recompuse como pude y, tras darme unas vueltas por el vagón, pensé que sería capaz de llegar hasta casa. De pronto, de la mano de un tremendo malestar, me doy cuenta de que las ostras no me han sentado precisamente bien y contrayendo al máximo el cuerpo y rezando por que el tren haga paradas cortas, me pregunto cómo voy a hacer compatible lo de andar con prisas y con el bastón en precario!
Llego a mi estación, bajo del tren y con pasos cortos como los de las muñecas de Famosa cuando se dirigen al Portal, yo me dirijo hacia casa. Vaya estampa! Habitualmente, como considero que el camino de la estación a casa es un paseo agradable que me gusta disfrutar pensando en mis cosas, siempre que me ofrecen ayuda, digo que voy bien así. Por tanto, y dado que con horarios similares todos me conocen de vista, hace tiempo que no se me ofrece nadie, por lo que hoy, el tema no iba a ser menos! No puedo evitar pensar: Será listo el autosuficiente, a ver quién me ayuda ahora con las prisas que llevo! Pero bueno, con las piezas del bastón, convertido en bastoncillo, y usándolo más como una cachaba, consigo llegar a casa apretando el cuerpo y las tripas, en este caso, más me sirvió la fuerza que la maña 😉
Bastoncillos de queso al horno.
Esta receta es, si no la primera, una de las primeras que cociné en mi vida, con 6 ó 7 años y está extraída del libro La cocina es un juego de niños de Michel Oliver, del año 1963.
Ingredientes:
En la receta original, las medidas vienen en tazas y cucharadas para facilitar a los niños la elaboración. Incluso, alguno de los instrumentos de medida había que montarlo como un recortable. He obtenido las equivalencias en peso.
2 tazas de harina = 200 g.
8 cucharadas soperas de mantequilla en pomada = 100 G.
4 cucharadas soperas de leche = 50 G.
10 cucharadas soperas de queso rallado = 120 G.
1 cucharadita de sal = 5 G.
Precalentar el horno a 200 grados.
Mezclar en un cuenco grande con la mano todos los ingredientes hasta obtener una masa homogénea.
Con un rodillo extender la masa sobre la mesa hasta obtener una plancha de un grosor de medio centímetro.
Con un cuchillo cortar la masa del tamaño de los bastoncillos ( 1cm*3cm aproximadamente) y colocarlos sobre una bandeja de horno. Hornear unos 12 minutos hasta que estén dorados y vigilando que no se quemen.
Obviamente, cuando hacía estos bastoncillos de pequeño, no podía degustarlos tal y como hago hoy en día, a modo de aperitivo, con una cervecita bien fresca. Una copa de vino blanco también me parece una gran compañía, para los bastoncillos, se entiende.
Voy a ver si que tal me salen estos bastoncillos este fin de semana cuando los haga con mis hijas. Cristian, cada vez que me acuerdo de aquellas comilonas que nos pegamos en tu casa de Majadahonda, se me hace agua a la boca. Me acuerdo del cuscus, de los quesos que tu madre traia de Francia, de los marron glace, etc. Que buena vida aquella! Sigo siendo una gran apasionada de la comida! Te mando un abrazo, Gaby
Muy buena!!!, esperando ya la próxima!!!. Y por favor acuérdate alguna semana de los que estamos a lechuga y agua!!!!
No puedo por menos que decir QUÉ GRANDE!!!: lo que me he reído recordando ese día. Gran post!!! Grandes carcajadas!! A ver qué tal se me dan a mí los bastoncillos.. 🙂
Sr. Chef. Esta si que ha sido fácil y, sobre todo, agradable de tomar con el aperitivo. Además, muy recomendable para sorprender a familiares y amigos acostubrados a las patatas Risi y a las aceitunas con anchoa La Española. Gracias
Reblogueó esto en Blog de Juan Carlos Chamizo Aragón.